El tema de las prisiones, base central de la conferencia dictada en Francia por el teórico anarquista ruso, Pedro Alejandro Kropotkin, durante los últimos años del siglo XIX, continúa siendo un tópico que, de vez en vez, atrae la atención de las sociedades contemporáneas.
Kropotkin lo aborda con la propiedad debida de una persona que no sólo está enterada a través de lecturas, sino que cuenta con sus experiencias personales para emitir opiniones al respecto, ya que, en varias ocasiones fue encarcelado, lo que lo llevo a reflexionar sobre todo lo que debe enfrentar quien es privado de su libertad, otorgándole tal particularidad una dimensión de mayor credibilidad a su análisis.
Kropotkin aborda los regímenes penitenciarios europeos de aquella época teniendo como eje el sistema carcelario francés, particularmente la, en aquél entonces, famosísima prisión de Clairvaux, considerada por propios y extraños como el modelo pleno que encarnaba la representación más acabada de la modernidad carcelaria.
Podría pensarse que de entonces a la fecha muchas cosas han cambiado en torno a este tema y quizá no sean pocos quienes opinen que la sustancia de esta conferencia se encuentra por completo rancia.
No compartimos esta opinión, e incluso nos parece que visto el tema a la distancia, pocos cambios en concreto se han producido. El problema de la delincuencia continúa asolando machaconamente a las sociedades contemporáneas. Bástenos, a guisa de ejemplo, citar el alto grado de inseguridad que priva en muchísimas ciudades del mundo, mismo que es cotidianamente enfrentado por toda la ciudadanía.
Los problemas de las prisiones contemporáneas, si hemos de dar crédito a la prensa, van en vertiginoso aumento: sangrientos motines, alarmante tráfico de drogas, aterradora sobrepoblación, son sólo unos cuantos indicativos que nos describen a una institución en crisis permanente que, dígase lo que se diga, no arroja resultados satisfactorios a las sociedades que, con sus impuestos, las costean.
¿Y qué decir del alto porcentaje de reincidencia mostrado por los involuntarios visitantes de tan lúgubres residencias?
No, definitivamente no podemos considerar viejas e inservibles para la actualidad las tesis y opiniones aquí expuestas por el gran teórico de la corriente del anarquismo comunalista, el príncipe Pedro Alejandro Kropotkin. En esencia, y es esa nuestra opinión, lo expuesto en esta conferencia sigue teniendo la misma validez y frescura que cuando fue pronunciado hace más de un siglo.
Ahora bien, incluimos también en esta edición virtual un texto del historiador norteamericano, el profesor Paul Avrich, en el que expone una breve pero muy interesante descripción de las actividades desarrolladas por el autor de la conferencia. De igual manera insertamos varias fotografías, tanto de los honores funerarios rendidos a Kropotkin por el movimiento anarquista ruso de aquella época, como de célebres delincuentes y prisiones, ahora inexistentes, de México. Tal es el caso, por ejemplo, de la tristemente célebre prisión de Belén tan constantemente citada por anarquistas y sindicalistas mexicanos de las primeras décadas del siglo XX.
Chantal López y Omar Cortés.
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